Estoy aquí, en esta isla, con este anciano cuyo nombre ni siquiera conozco y que nunca me ha dicho nada inteligible. Sólo gestos, ruidos, gritos. He intentado fotografiarle pero se ha movido. Ahora está de pie frente a mí, impasible, tapándose los ojos con una mano. Los tapa, los destapa, los descubre y tiene una sonrisa grotesca en la cara. A lo lejos oigo el sonido metálico de una campana. No puedo moverme, todo es absurdo. Me pregunto si llegaré vivo a casa.
SPEAK ALOUD