La misión que tenía que cumplir mi familia era muy clara: guardar el violín negro de Stradivari para que no cayera en malas manos. No sólo eso, sino que debíamos ocultarlo hasta encontrar un violinista digno de tocarlo y conocer toda la verdad sobre su dueño.
No fue fácil obtener una imagen clara de este intrincado asunto, tuvimos que buscar con cuidado y no dejar de lado ningún detalle, por poco visible que fuera.
SPEAK ALOUD